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sábado, 23 de agosto de 2008

Tenerife y La Gomera 2008



















Tenerife-La Gomera 2008
por Paco Chiclana

Del 14 al 21 de agosto he pasado unos días de turismo familiar en Tenerife y La Gomera. Aunque ya estuve anteriormente en Tenerife -en el año 2000- y observé entonces la mayoría de especies de la isla, me quedaron en el tintero las palomas y esto se había convertido en motivo para volver de nuevo a las Islas Afortunadas.
El tiempo libre para el pajareo ha sido pequeño ya que ambas islas tenían “mucho que ver” y mi familia había diseñado unas jornadas casi completas dedicadas a recorrerlas en busca de sus tesoros. No obstante, la ayuda e información facilitada por muchos amigos posibilitaron que aprovechara todos los recursos disponibles y que la búsqueda de mis especies objetivo fuera muy exitosa. Además, debo reconocer que mi mujer y mis niñas me echaron una mano con alguna especie.
Resumiendo, no ha sido un viaje estrictamente planificado para ver aves pero que ha permitido holgadamente gozar de las especies que buscaba y, por ende, de la naturaleza que allí he encontrado.
A continuación haré una breve exposición de las aves a las que les dediqué más atención:
---Pinzón azul.- pude observar varios machos y algunas hembras en un pequeño estanque del jardín botánico del Centro de Interpretación El Portillo, a las puertas del Teide, y superado el bosque de pinos. A pesar de que la hora no era nada buena, las 3 de la tarde, en pocos minutos entraron a beber varios ejemplares que se dejaron ver sin problemas. Me resultó muy útil conocer su reclamo ya que facilitaba muchísimo su localización. Otra mañana, en menos de una hora, logré contactar con seis aves distintas en el Área Recreativa de La Caldera, justo iniciada la corona forestal en la subida desde La Orotava al Teide. La impresión es que el pinzón azul es un ave bien distribuida en el pinar.
---Paloma rabiche.- el primer contacto con esta especie fue a los pies del Barranco de Ruiz, en la carretera de La Orotava a Icod de los Vinos –Tenerife-. Un poco antes de llegar a San Juan de la Rambla me topé con un cartel que señalizaba este barranco, justo en un ensanche de carretera al lado del Bar-Restaurante Los Camioneros. Allí monté el telescopio y miré a la pared que tenía frente a mí, dejando a mis espaldas el mar. En la pared había una pequeña huerta y las rabiches (un total de seis) estaban comiéndose tranquilamente las uvas negras que colgaban de la vid. El señor que trabajaba en el huerto me comentó que antes le comían las uvas los mirlos y que ahora lo hacían las palomas. Unos metros más adelante existe un Área Recreativa desde donde se muestran buenas vistas del barranco, aunque aquí no me detuve.
---Paloma turqué.- para ver esta especie madrugué y amanecí en el Mirador Pico del Inglés, en Anaga –Tenerife-. Para llegar allí se toma la carretera que va de La Laguna a Taganana, en el norte de la isla, y te lo encuentras sin problemas pasado el Mirador del Carmen, bien señalizado y con un restaurante del mismo nombre. El mirador ofrece unas vistas impresionantes y deja ver, a tus pies, el mágico bosque de laurisilva. A los pocos minutos de estar allí empezaron a moverse las turqués sobrevolando el monteverde, aunque generalmente bastante lejos. Y afortunadamente, algo después, un grupo de cuatro vino a comerse los frutos rojos de un árbol –creo que llamado aceviño- bajo mi, dejándose ver muy cerca.
---Palomas rabiche y turqué.- nuevamente pude ver ambas especies, y ésta vez juntas, en el Barranco de Ruiz, y gracias a la gran ayuda de los amigos Nino y Juan Pedro que me acompañaron y me llevaron hasta la cabecera de este barranco (si no recuerdo mal en Realejo Alto). Hicimos el sendero que desciende en busca de la playa y conseguimos contactar con varios ejemplares de las dos especies. Además, el lugar es realmente bonito y te deja disfrutar de madroños centenarios, helechos que superan tu altura, muchas plantas autóctonas, vistas inolvidables, etc. La visita fue a la tarde y realmente espectacular era ver cómo las palomas entraban al barranco en busca de dormideros, y cómo se dejaban cubrir por el mar de nubes que envolvía todo. Las palomas también nos regalaron los oídos con sus arrullos. Allí también fue frecuente el gavilán (ssp granti) y vimos cómo uno caía en picado sobre una turqué que descansaba en su posadero.
Tuve ocasión igualmente de ver las dos palomas en La Gomera, en el mirador de Las Carboneras, justo al pasar el túnel de la Cumbre, en la carretera que va de San Sebastián de la Gomera a Hermigua. A los pocos kilómetros de este mirador, surge un cruce a la izquierda que te lleva a otros lugares ideales para las palomas como son los miradores de El Rejo y El Bailadero, y el Área Recreativa El Cedro, en el Parque Nacional de Garajonay.
---Aves marinas.- la especie estrella que se observa desde la costa es la pardela cenicienta (ssp. borealis) y además en cifras elevadas. En las veces que me asomé al mar, desde la orilla, no conseguí ver otra especie que ésta, a excepción de gaviota patiamarilla (ssp atlantis) y un joven de charrán común. Ahora bien, el desplazamiento entre Tenerife y La Gomera lo hicimos en barco y aquí sí que pude sacar otras especies. Viajamos con Naviera Armas, concretamente en el barco Volcán de Taburiente, que se desplaza a una velocidad moderada y que permite ver bien desde la cubierta. Justo al salir de Tenerife disfrutamos con un grupo de calderones tropicales y, a una media hora de camino -a mitad de trayecto- el número de aves presente fue impresionante. Aunque la especie que dominó fue otra vez la pardela cenicienta, mi adrenalina se disparó con la observación de dos petreles de bulwer y dos pardelas pichonetas. La hora no era buena para marinas (las 2,30 de la tarde) pero seguro que si me hubieran acompañado algunos amigos hubieran salido más especies interesantes. El viaje de vuelta lo hicimos por la mañana (de 11,30 a 12,30 horas) y resultó muy pobre. Lo ideal es tomar los barcos que se mueven por la tarde, pero en este caso imperaban otros horarios.
---Otras especies.- otras aves vistas en estos días han sido canario, bisbita caminero, vencejo unicolor, currucas cabecinegra (ssp leucogastra) y capirotada, mosquitero canario, reyezuelo tinerfeño, herrerillo (teneriffae), petirrojo (ssp superbus), mirlo (ssp cabrerae), estornino pinto, tórtolas europea y turca, ratonero (ssp insularum), garceta común, gorrión moruno, cernícalo vulgar (ssp canariensis), lavandera cascadeña (ssp canariensis), pinzón vulgar (ssp canariensis), vuelvepiedras y charrán patinegro.

Autoría de fotos:
-palomas turqué y rabiche, y Roque de Garachico: Paco Chiclana
-pinzón azul: Beatriz Chiclana

lunes, 4 de agosto de 2008

Marruecos 2008
















VIAJE ORNITOLÓGICO A MARRUECOS 2008
por Paco Chiclana

Del 29 de marzo al 5 de abril de 2008
Participantes:
Juan González
Miguel Angel Marín
Alfonso Rodrigo
Paco Chiclana

-.-.-.Especies interesantes observadas: cormorán grande -ssp maroccanus-, ibis eremita, tarro canelo, ratonero moro, halcón tagarote, halcón borní, perdiz moruna, francolín biespolado, corredor sahariano, ganga coronada, tórtola senegalesa, búho del desierto –ssp ascalaphus-, lechuza mora, abejaruco papirrojo, vencejo moro, pito de Levaillant, avión de pantano, alondra cornuda –ssp atlas-, alondra cornuda sahariana, alondra ricotí, alondra ibis, calandria picogorda, terrera sahariana, terrera colinegra, lavandera blanca – ssp subpersonata-, bulbul naranjero, colirrojo diademado, collalba desértica, collalba gris –ssp seebohmi-, collalba negra de Brehm, collalba culirroja, collalba núbica, curruca de Tristam, herrerillo africano, chagra, alcaudón real -subespecies elegans y algeriensis-, cuervo desertícola, urraca -sbp mauritanica-, gorrión sahariano, camachuelo trompetero, camachuelo rosado, escribano sahariano.

RESUMEN
Recorrimos una distancia cercana a los 3500 km., casi un bucle circular con salida y llegada en Tánger. Quizás demasiados kilómetros para pocos días, pero el visitar Ifrane -bosque de cedros-, Errachidia, Erfoud -dunas de Erg Chebbi-, Rissani, Boulmane Dades -Tagdilt Track-, Ouarzazate, Agadir -Souss-Massa-, Oukaimeden, Sidi Betache y Moulay Bouselham –Merja Zerga- posibilitó observar 181 especies y lograr ver casi la totalidad de las especies y subespecies objetivo. Realmente fueron seis los días de pajareo, ya que el primero y el último fueron empleados en la ida y la vuelta. Para desplazarnos por Marruecos habíamos reservado un coche en Tánger, con Europcar, una Hyundai H-I, de 9 plazas, que resultó ser muy cómoda y efectiva. La moneda en Marruecos es el Dirham, y la mayoría del dinero fue cambiado en el mismo puerto de Algeciras. Llevábamos algo de comida para el mediodía. La idea era cenar y desayunar en los hoteles u hospedajes donde nos alojáramos. No había reservado ningún hotel ya que todos los reports que habíamos leído indicaban que no había problema para alojarse sobre la marcha.
Diseñé el viaje durante el invierno anterior y no hubiera salido tan bien sin la información previa facilitada por muchos amigos, en especial por Oscar Gutiérrez. Utilicé como base los reports de dos viajes que hizo él y sus amigos a Marruecos en diciembre de 2006 y en abril de 2007. A ello sumé información de Karmelo de Dios, Gorka Ocio, Richard Bonser (un report bajado de internet de un viaje de abril de 2005), Josele Saiz, Dani López Velasco, Clemente Alvárez, Juanjo Ramos, Fran Romero, José A Sencianes, David Glez Ortega, Alejandro García, Joaquín Vizcaíno, etc, etc. José Ardaiz me regaló un CD con los cantos de las aves del Magreb que nos vino de perlas. Además, llevábamos la guía de Bergier P. and F. 2003. “A birdwatchers guide to Morocco”, y diversas guías de aves, mamíferos, etc, así como planos, mapas, etc.
Lo pasamos genial, disfrutando de amigos, aves, paisajes, etc, etc. Además, algo impactante fue ser testigos de la humildad y la inmensa paz que transmitían algunos marroquíes que encontramos en el sur del país.

itinerario realizado en línea roja
29 de marzo.-
Salimos de Sevilla la mañana del sábado 29 de marzo. Esperamos la llegada de Alfonso desde Burgos y, una vez juntos, partimos hacia Algeciras. Llegamos al puerto sobre las 10.30 horas de la mañana, y tomamos el primer ferry dirección Tanger, con la empresa Comarit. Hasta Algeciras fuimos en coche particular que dejamos en el parking del puerto.
A una media hora de barco vimos un paso interesante de frailecillos, así como págalo grande y parásito, y algún que otro alcatraz. Llegamos a Tánger sobre las 14 horas y fuimos directamente a Europcar a recoger el coche, si no recuerdo mal en la Avenida Mohamed V. Allí nos sobrevolaron los primeros vencejos moros que nos indicaban que ya estábamos en “tierras moras”. Cargamos la furgo con las maletas y rumbo al sur, tras unos bocatas en una zona de descanso. Tomamos la autopista dirección Rabat, y de ahí a Fes. Antes de llegar a esta población parte, a la izquierda, la carretera que va a la estación de esquí de Ifrane, donde hicimos noche en un apartamento que cogimos al llegar. Realmente este primer día fue viaje de ida, sin mucho pajareo que contar.
30 de marzo.-
Antes de que amaneciera ya estaba dando saltos en la cama, pensando en el primer bimbo a que echarle el ojo ¿quizás el pito de Levaillant?. Rápidamente cargamos de nuevo la furgo y, con la amanecida, disfrutamos de los primeros pajarillos en la misma plaza de Ifrane. Herrerillo africano, la subespecie africana de pinzón vulgar (los machos realmente bonitos y distintos de los nuestros), grajillas, torcaces, etc. Estábamos inmersos en el bosque de cedros y era hora de buscar al pito. Al salir de Ifrane, dirección Azrou, nos encontramos con un parque en el mismo pueblo. El hábitat me recordó al que habita nuestro pito real en España y pensé que podíamos echar una ojeada. Y con éxito, a los pocos segundos teníamos a la pareja de pitos de Levaillant a nuestro lado, dejándose ver sin problema, y alimentándose relajadamente. Nos dimos unos abrazos reflejo de nuestra alegría y a disfrutar de otros paseriformes del lugar: picogordo, mirlo, zorzal charlo, herrerillo africano, etc.
Continuamos dirección Azrou y Midelt. Al salir de Ifrane nos detuvimos en una llanura pedregosa en busca de la subespecie seebohmi de la collalba gris. Parecía que queríamos ver todas las aves objetivo lo más rápido posible. Y éxito de nuevo: un bonito macho que merodeaba por allí en compañía de una hembra. También alguna alondra común marcando territorio. A la izquierda de nuestra posición, desde la misma llanura, escuchamos varios pitos de Levaillant reclamando en el cedral. Cruzamos el bosque de cedros e hicimos parada en la zona típica de los monos de Berbería y de los puestos de venta de fósiles y demás, a 1900 msnm. Aquí reyezuelo listado, carbonero garrapinos, arrendajo, curruca capirotada, verderón, etc.
Dejamos el bosque tras nuestra, y seguimos dirección Midelt. Hicimos una parada en un altiplano pedregoso donde vimos los primeros ejemplares de alondra cornuda. En unos corrales de ovejas cercanos gritaban los gorriones chillones. Bajando del Atlas nos topamos con el primer macho de colirrojo diademado cantando en lo alto de un arbusto, a la derecha de la carretera. Mostraba comportamiento más de tarabilla que de colirrojo. Al poco rato llegó la hembra y se marcharon.
Seguimos hacia el sur y pasamos Timahdite. La carretera se vuelve paralela al curso del un río y muestra unos escenarios inolvidables. Allí efectuamos alguna parada y observamos la subespecie africana de cuervo común, collalba negra, lavandera cascadeña, mosquitero común, avión roquero, roquero solitario, etc.
La siguiente parada la queríamos hacer en el lago Aguelmane Sidi Ali, lugar típico para ver auténticos tarros canelos. Queda a la izquierda de la carretera y está bien señalizado. Allí vimos alrededor de 15 tarros, muchas seebohmis, un par de diademados y el primer ratonero moro del trip. En el agua fochas comunes y alguna moruna. Curioso también observar a los lugareños a lomos de unos pequeñísimos burros en sus desplazamientos.
Queríamos hacer parada y fonda (para comer el bocata del mediodía) en el Plateau de l´Arid, entre Zeida y Midelt, y así lo hicimos. Buen lugar para esteparias. La primera pista que cogimos nos deparó una pareja de collalba desértica y buenos bandos de terrera común (supongo en paso). La sorpresa fue escuchar varios machos de alondra ricotí que nos hicieron felices mientras comimos.
Después de la comida de nuevo rumbo al sur, haciendo mini-paradas en lugares que nos parecían interesantes. En un pueblecito llamado Ait-Labbés, varios kilómetros después de Midelt, vimos el primer escribano sahariano en un bando de gorriones comunes. Y a la altura de otro pueblo, Rich –justo a medio camino entre Midelt y Errachidia-, en los remansos del río localizamos también el primer ejemplar de la subespecie africana de lavandera blanca –subpersonata- con gran alegría por mi parte (le tenía muchas ganas a esta bella lavandera).
Iba pasando la tarde y nos encajamos en el mítico túnel del Legionario. Allí algún vencejo moro y poco tiempo para gozar del paisaje por echarse la noche encima. Dormimos en Errachidia, en el Hotel El Golla, a la salida de la población dirección Erfoud.
31 de marzo.-
Con la amanecida ya estábamos cargando de nuevo la furgo, a eso de las 5.30 horas. Justo al salir de la población, camino de Erfoud, un bonito halcón tagarote se papeaba una tórtola turca sobre una torreta. El recorrido entre Errachidia y Erfoud no tiene desperdicio. Va pegado al Oued Ziz y a unos extensos, majestuosos, envidiables, etc, etc, palmerales. Hay algunos miradores sobre las paredes del río y, en uno de ellos, vimos la primera collalba negra de Brehm –muy confiada-. Esta collalba se hace muy abundante a partir de Errachidia. En un mirador, entre Meski y Aoufouss, además de Brehm, vimos las primeras tórtolas senegalesas volando entre los palmerales y los poblados. También escribano sahariano en los tejados, y los primeros camachuelos trompeteros en las laderas desnudas, aves frecuentes a partir de ahora.
A la entrada de Aoufouss se movía entre los árboles un pájaro que me llama la atención y que me parece un bulbul. Frenazo en la furgo y pies al suelo, y clavado: el primer bulbul naranjero, que también se hace frecuente a partir de aquí. Disfrutamos mucho este primer bulbul, y en el mismo árbol mucho pajarillo: ruiseñor común, zarcero pálido, curruca carrasqueña, etc. Al paso por Aoufouss alguna lavandera blanca.
Seguimos ruta y paramos un rato antes de llegar a Erfoud, en unos llanos arenosos con buena pinta. No defraudaron y ofrecieron el primer cuervo desertícola y la primera terrera sahariana. En Erfoud desayunábamos mientras veíamos bulbules, escribanos saharianos y tórtolas senegalesas. Ahora había que buscar la pista que va hacia las kasbash y al mítico café Yasmina. Los primeros kilómetros de la carretera de Erfoud a Merzouga están asfaltados y después salen pistas arenosas hacia las kasbash. Ante el temor de despistarnos y perder tiempo, pedimos ayuda a uno de los guías que se ofrecen en las puertas de los hoteles. Nos dijo que nos llevaba a la zona de las kasbash y así lo hizo. Se llamaba Mohamed, “el zorro del desierto”, un auténtico beduino. A los pocos minutos de camino, en ambientes puramente desérticos, aparecieron los primeros corredores saharianos. También hasta tres ejemplares de alondra ibis, por cierto los únicos del viaje. Collalba desértica, collalba negra de Brehm y cuervo desertícola abundantes. Curioso ver entre tanta arena migrantes como mosquitero papialbo y colirrojo real, que aprovechaban cualquier sombra para refugiarse. Tras un buen rato llegamos a la zona de las Kasbash, con la impresionante duna de Erg Chebbi al fondo, haciendo frontera con Argelia. Allí la meta era el gorrión sahariano, y tuvimos la suerte de ver una pareja en una pequeña casa de adobe junto a la Kasbah La Caravanne (no podría decir cúal de los miembros de la pareja me impresionó más por su belleza). Celebración, alguna foto de grupo, etc, etc. Y un paseo por la laguna que queda junto al café Yasmina. Allí vimos el primer abejaruco papirrojo, abubilla, pechiazul, curruca cabecinegra, flamenco, tarro canelo, andarríos grande, cigüeñuela, una thumbergi, etc. La falta de tiempo y una información equivocada nos hicieron perder la curruca sahariana ¡¡¡¡lástima!!!!
De vuelta a Erfoud vimos los primeros ejemplares de terrera colinegra, y la subespecie elegans del alcaudón real. A las tres de la tarde, en pleno desierto, entre jaimas y carabanas de camellos y beduinos, aparecía en el horizonte un inmenso lago de agua que no era nada más que un espejismo típico de película (menos mal que no íbamos faltos de agua). Y algo que te rasgaba en lo más profundo del alma era el ver venir a los niños corriendo por las arenas, muchas veces descalzos, cuando hacíamos alguna parada; venían con la idea de que les diéramos alguna cosilla, comida, lápices, bolígrafos, o bien para vendernos algún elemento decorativo elaborado por ellos mismos. Es tremendamente triste contemplar las condiciones de pobreza en la que viven aquellas gentes.
Bueno, el tiempo apremiaba y había que llegar en punto al próximo objetivo: el búho del desierto (íbamos casi siempre con el turbo puesto). Pusimos rumbo a Rissani. A unos 4,5 km. de Rissani, dirección Tazzarine, encontramos a la derecha el cauce seco del Oued Rheris, con un cortado alto y seco en medio de la llanura. Allí dejamos el coche y anduvimos aproximadamente 1,5 km. hasta llegar al hueco donde cría habitualmente la nocturna. Tuvimos la suerte de que nos acompañaron un par de guías –espontáneos- que se acercaron al vernos por la zona. El mayor de ellos, llamado Alí - teléfono 076621257- conocía exactamente el hueco del búho. A distancia, nos colocó el tele en el sitio justo y vimos dos hermosos pollos junto a un adulto que nos miraban de la forma más relajada y plácida posible. Mientras bromeábamos con los guías (a Juanito le colocaron un turbante), nos quedamos alucinados al ver cómo llegaba un bonito ejemplar de halcón borní que se colocó en una repisa cercana a la del búho (disfrutamos allí como niños). De vuelta al coche, Alí nos comentaba que cuando era pequeño escuchaba en el cauce seco del río al chotacabras egipcio.
Caía la noche y había que hacer muchos kilómetros aún. Pero antes, una parada en las afueras de Rissani para ver a los abejarucos papirrojos. Una pasada verlos volar sobre las huertas del pueblo. Por la zona también mochuelo común. Y lo dicho, bastantes kilómetros aún por hacer hasta alcanzar Boulmanes Dadés. Queríamos dormir allí para empezar la mañana en el Tagdilt Track. Llegamos bien entrada la noche y nos alojamos en el Hotel Albergue Le Soleil Bleu, quizás el mejor de los que tuvimos en Marruecos.
1 de abril.-
Antes de que amaneciera ya estábamos en movimiento. Mientras montábamos los aparejos en el coche despuntaron los primeros rayos de sol, y el Tagdilt Track en el horizonte –un sueño conseguido-. El escribano sahariano en el tejado del hotel nos daba los buenos días. Boulmanes Dades está situado en un altiplano pedregoso, y es todo un paraíso para las aves esteparias. Decía antes que estar en el Tagdilt Track era un sueño conseguido ya que este lugar aparece en la mayoría de los reports sobre Marruecos, convirtiéndose así en un sitio mítico. Tagdilt es una pequeña aldea que se sitúa frente a Boulmanes Dades, y Tagdilt Track hace referencia a las pistas que unen Tagdilt y Boulmanes. Están el Old Tagdilt Track –viejo camino- y el New Tagdilt Track –nuevo camino-. El Old Tagdilt Track parte junto al acuartelamiento militar de Boulmanes Dades, y la primera parte del camino pasa junto a un basurero. El New Tagdilt Track parte siguiendo la carretera que va hacia Ikniounm, pero tomando la desviación a Tagdilt. Tanto en el nuevo como en el viejo se recomienda coger alguna de las múltiples pistas que van hacia el oeste, y “perderse” por el desierto pedregoso mientras van cayendo bimbos al cuaderno de campo, con ese entusiasmo que conlleva el pajarear por lugares nuevos y emblemáticos.
Al principio, nosotros estuvimos en el Old Tagdilt Track. Las primeras aves que salieron a nuestro encuentro fueron un grupo de siete corredores saharianos. Le siguieron halcón tagarote y una pareja de alondra cornuda sahariana –común por allí-. El segundo objetivo era la calandria picogorda, y Migue no tardó en cantarla, con el consiguiente beso de agradecimiento por parte del resto. Una bonita pareja que hizo las delicias del grupo (en unas tres horas que estuvimos en el viejo camino vimos un total de cinco). Otras especies fueron terrera común, camachuelo trompetero, collalba desértica, terrera sahariana, escribano sahariano, terrera colinegra y halcón borní. Faltaban las gangas y, mientras oteábamos el horizonte, Juan divisó dos aves en vuelo que resultaron ser dos gangas coronadas. Satisfechos decidimos probar en el New Tagdilt Track. Al pasar por Boulmanes Dades, en busca del nuevo camino, vimos bulbul, collalba negra de Brehm, escribano sahariano y, justo al salir del pueblo, un bonito macho de collalba culirroja (el primero del día) y un águila real en vuelo. En el nuevo Tagdilt Track la collalba culirroja se hizo más abundante, y aparecieron los primeros ratoneros moros del lugar, hasta un total de seis -en un par de horas escasas de pajareo-. Aquí más borní, trompeteros, collalba desértica, etc. Dimos un paseo por una pequeña huerta con arbolado y vimos mucho pajarillo: gorrión moruno, varias especies de currucas, lavandera boyera, cogujada montesina, alcaudón común, collalba gris, etc.
Llegó el mediodía y teníamos que partir hacia las cercanas gargantas del Todra en busca de la curruca de Tristam. Estas gargantas son un lugar espléndido, aunque están muy machacadas por el turismo. Al adentrarnos por la garganta, y observando el palmeral que queda a nuestro lado, vimos sin problema tórtola senegalesa, bulbul, escribano sahariano y las omnipresentes Brehm. También vimos allí roquero solitario, avión roquero, avión común y collalba negra. Y en el río la subpersonata. La Tristam nos vino al encuentro, mientras nos comíamos un bocata, pasada la zona turística. Y de allí, rumbo a Ouarzazate, donde llegamos entrada la noche. Nos alojamos en el Hotel La Perle du Sud. Cenamos en el pueblo y nos tomamos la primera cervecita de Marruecos en el bar del hotel.
2 de abril.-
La banda sonora de este amanecer era nuevamente el escribano sahariano que cantaba en los tejados del hotel. En los árboles de la avenida bulbul y tórtola senegalesa. El primer objetivo marcado era la collalba núbica. Si sales de Ouarzazate dirección Agadir, a los pocos kilómetros, te encontrarás con el cruce que lleva a Marrakech. Hay que seguir ésta carretera hasta el punto kilométrico 3, tras pasar un pueblo llamado Tizagzaouine. Tener en cuenta que el punto buscado viene marcado por un poste de carreteras que señala “Ouarzazate 29”. Pues bien, éste sitio aparece en múltiples reports por haberse visto por aquí la collalba núbica. Nosotros tuvimos suerte a medias ya que vimos sólo a la hembra. Allí también trompetero, collalba negra y collalba negra de Brehm. Nos tomamos un buen desayuno en Tizagzaouine en compañía de una pareja de escribanos saharianos.
De allí rumbo a Agadir, con unas cuantas horas de coche por medio. Por el camino vimos tagarote y las primeras perdices morunas. También alguna golondrina daúrica. Y a la altura de Taliouine disfrutamos con la visión del famoso bosque de arganias. Llevábamos el turbo puesto y no podíamos parar a recorrerlo, ni siquiera un poquito. La idea era llegar al Parque Nacional de Souss-Masssa a la hora de la comida. Hice una llamada previa a Hassan Baitar (tlf: 0021266533336; e-mail: hassanfrommassa@yahoo.es), recomendado por Oscar Gutierrez, para que nos hiciera allí de guía, y aceptó. En el mismo Agadir los primeros ejemplares de la subespecie mauritanica de la urraca, preciosos con esa delicada manchita azul en la cara. Quedamos con Hassan sobre las tres de la tarde y nos recibió en la entrada de la reserva. Nos explicó un poco la “historia del lugar” y rápidamente al pajareo. No tardaron en aparecer los primeros cormoranes grandes, subespecie maroccanus, posados en los postes del río. Aquello era un vergel de vida: zarcero pálido, alzacola, torcecuello, morito, espátula, focha moruna, cerceta pardilla, garcilla cangrejera, gaviota de Audouin, varias especies de limícolas, urraca, perdiz moruna, colirrojo diademado, curruca cabecinegra, tórtola común, alcaudón real (subespecie algeriensis), etc, etc. El chagra era el próximo objetivo. Hassan nos dijo que era fácil en las zonas de matorral y dunas, pero nos costó dar con él casi una hora. Al verlo, por fin, un respiro y un relajo.
Seguían quedando especies por ver allí. Para el avión de pantano fuimos a Massa, un pueblo cercano, y allí localizamos un buen grupo de ellos en la orilla del río. Estos aviones compartían descansadero con aviones zapadores, pudiendo apreciar muy bien sus diferencias. Allí también bulbul y vencejo pálido. Y después de todo este disfrute, aún quedaba por ver la joya de Souss-Massa, el ibis eremita. Hassan nos contó que las últimas parejas de esta especie -en el mundo- estaban criando y era mejor dejar tranquilas las áreas de reproducción –los que nos pareció genial- y nos propuso ir a verlos a una zona de alimentación por la que tenían querencia. Así lo hicimos y conseguimos ver hasta tres ejemplares comiendo. Bueno, y mientras esto ocurría, cuatro corredores llegaron en vuelo y se nos posaron muy cerca. No sabíamos a dónde mirar, aunque en estos momentos los ibis eran prioritarios. Hassan nos dijo que los ibis eran bastante tranquilos y permitían el acercamiento, aunque decidimos observarlos a distancia para no molestarlos en absoluto. Como agradecimiento, un grupo de cuarenta y uno nos sobrevoló en formación mientras se dirigían a las colonias, distantes unos veinte kilómetros. ¿¿Qué más podíamos pedir??
Y como siempre, nos seguían quedando muchos kilómetros aún por hacer. La idea era dormir en Marrakech y lo conseguimos, aunque para ello tuvimos que atravesar el Atlas con carreteras en mal estado, mucho tráfico de camiones, horas de oscuridad, etc, etc. En Marrakech dormimos en un hotel de la cadena Ibis.
3 de abril.-
Seguíamos madrugando, aunque a medida que avanzaba el viaje iba costando algo más. El Marrakech nos despertó el bulbul naranjero, común en los árboles de la avenida donde estaba el hotel. También allí vencejos moros, pálidos, comunes, y escribanos saharianos.
Rumbo a Oukaimeden. Durante el ascenso observamos chova piquirroja, zorzal charlo, collalba negra, colirrojo diademado, cernícalo común, avión roquero, avión común, golondrina dáurica, etc. Y arriba, junto a los hoteles de la estación de esquí, mucha chova piquigualda, carbonero garrapinos, herrerillo africano, pinzón vulgar, colirrojo tizón y gorrión chillón. Dejamos el coche junto a los primeros remontes y comenzamos a patear y a subir por la ladera. Aquí vimos bastante alondra cornuda, mayoritariamente machos cantores. Y el amigo Alfonso que venía algo atrasado (el jodido tabaquillo) vio como una pareja de camachuelo rosado vino a posarse junto a nosotros, en un pequeño arroyo cerca de un nevero. Los cantó y pudimos observarlos a placer, relajadamente. Allí también roquero rojo y algunas seebohmis.
Satisfechos, vuelta a Marrakech. Y tocaba coger la autopista hacia Rabat. A la altura de Casablanca vimos un grupo de canasteras desde el coche. Queríamos llegar a media tarde a la zona de Sidi-Yahya-des-Zaër y Sidi-Bettache (el francolín biespolado era el próximo objetivo). Para ello nos salimos de la autopista por Temara. Llegamos al lugar sobre las seis de la tarde y dimos una vuelta para su reconocimiento. El punto es el Km 14,5 de la carretera que va de Sidi-Yahya-des-Zaër a Sidi-Bettache, reconociéndose el lugar por tener una pequeña ermita blanca. Aparcamos en la ermita y anduvimos por el camino que hay junto a ella, a la vera de unos eucaliptos y la alambrada de la finca. Se observó pico picapinos, perdiz moruna, papamoscas cerrojillo, bulbul naranjero, alcaraván, etc. Ciertamente, los francolines provienen aquí de sueltas en los cazaderos reales, pero quien pasa por este lugar y no se acerca a verlos???
En Temara nos alojamos en el hotel Club Yasmine, que luego resultó ser un club con discoteca, alcohol, etc, etc. Nosotros queríamos levantarnos a las cuatro de la mañana y no teníamos tiempo para “superficialidades”, por lo que rápidamente a cenar y a la cama.
4 de abril.-
A muy temprana hora estábamos largándonos del hotel, comprobando de primera mano que no todas las mujeres van tapadas hasta los ojos en esta parte de Marruecos –por aquello del club noctuno aledaño, con disco, alcohol, etc, etc-. Y pronto en el lugar del francolín. En plena noche, con el cielo estrellado, concierto de ruiseñores comunes, petirrojos, codornices y alcaravanes, aunque el francolín no se dejaba ver ni oir. Llegó el amanecer y los francolines no aparecieron. Supuse que debían tener pareja formada en los primeros días de abril y, por tanto, pasar de nosotros. De todas maneras, no desesperamos y decidimos seguir intentándolo. El lugar era precioso y merecía la pena, de todas maneras. Y después de andar un ratito por el camino, junto a un arroyo y en un claro verde, una bonita pareja de francolines ¡¡¡bimbo!!! No se dejaron ver mucho tiempo, pero sí el suficiente para echarles una rápida ojeada. Después el macho nos regaló un mini-concierto. Alguna vuelta más por la zona que ofreció perdiz moruna y águila culebrera, hasta que unos lugareños nos invitaron amablemente a abandonar el lugar, supongo por aquello de estar cercano a los cazaderos reales.
Y de allí a la Merja Zerga, rumbo a Moulay Bousselham. Por el camino contacté con otro guía recomendado por Oscar; en este caso Hassan Dalil (tlf: 068434110) quien nos llevaría a intentar ver la lechuza mora. Quedé con él a eso de las tres de la tarde. Llegamos a Moulay Bousselham antes de tiempo y aprovechamos para alojarnos, comer y echar una cabezadita. Para ello elegimos el Hotel Le Lagon, justo a la entrada del pueblo. Algo cutre pero con unas majestuosas vistas sobre el lago azul, la Merja Zerga.
Nos encontramos con Hassan y nos contó que en este tiempo no es fácil ver lechuza mora en los campings de la Merja Zerga, como en invierno, ya que ahora están criando y dispersas. De todas maneras, lo intentaríamos. Con ese propósito, nos llevó a Merja Bargha, otro vergel de vida junto al pueblo de Bargha, a unos kilómetros de Moulay Bousselham. Aquí observamos varias especies: morito, focha moruna, fumarel cariblanco y común, gaviota reidora, pagaza piconegra, garceta común, garza real e imperial, archibebe común, andarríos grande, chico y bastardo, cerceta carretona, pato colorado, garceta grande, etc. Y, lamentablemente, también observamos como los lugareños se estaban cargando el humedal. Estaban arrancando vegetación ribereña, quemando juncos, destrozando con un tractor el corazón de aquel paraíso, y todo eso olía bastante mal, hasta el punto de que llegó a los pocos minutos un tipo con malos modos y nos invitó –en este caso no amablemente- a que nos fuéramos de allí. Así lo hicimos, tristes por ver cómo iban a eliminar del mapa ese bonito lugar y, además, al contemplar la desolación de Hassam (él sabía que las intenciones de aquellas gentes eran arrasar el humedal para cultivar la zona, pero eso era pan para hoy y hambre para mañana). Bueno, Hassam dijo que buscaríamos la lechuza en otro sitio. Llamó a un colega suyo y nos llevó cerca del canal Nador, al sur de la Merja Zerga, pasado Kenitra, dejando atrás la zona que había recogido al último zarapito fino. Y llegados al punto siguiente, no falló la lechuza. Hasta cinco ejemplares distintos sobrevolaron una junquera, cautivándonos descaradamente con sus profundos ojos. En los alrededores avefrías y chorlitejos grandes. Vuelta a Moulay Bousselam y agradabilísima cena de despedida en un bar-restaurante que nos recomendó el guía, con abundante cerveza –por fin- y pescaíto frito.
5 de abril.-
Hoy era día de vuelta a casa. Estaba algo triste porque se terminaba el periplo marroquí, pero contento por haber visto la mayoría de las aves objetivo, y por haber pasado unos días inolvidables en compañía de buenos amigos. Y amanecer sobre la Merja Zerga no se repetía todos los días. Desayunamos en la terraza del hotel con vista al lago, y unos bulbules amenizaron la velada. Después, cargamos por última vez la furgo y camino a Tánger. Durante la vuelta rememoramos el viaje y hablamos de cuándo podríamos volver, aunque hay tantos destinos en mente… Y camino a Tánger más aves, como elanio y milano real, y sitios mágicos que nos quedaban a la vera de la carretera, como la marisma del río Loukos, cerca de Larache. Llegamos a Tánger y los vencejos moros nos sobrevolaron de nuevo cuando dejamos la Hyundai.
Ya en el puerto tomamos el primer barco para Algeciras, ahora con la empresa Comanav. Era un día frío que no invitaba mucho a estar en cubierta, pero nuestra insistencia se vio premiada con algunas pardelas cenicientas –para regocijo de Juan- y con varias especies de cetáceos.
Tomamos un bocata camino a Sevilla, abrazos de despedida en la ciudad y, como siempre, a ver cuándo nos vamos de nuevo de pajareo.

Autor de fotos:
--grupo: Paco Chiclana
--urraca, colirrojo diademado, corredor y paisaje: Juan González